Hazme tuya.
Cierra la puerta con llave y ven, siéntate frente a mi. Mírame, tranquila, frágil y blanca como la arena. Pon tus manos sobre mí y cierra los ojos. ¿Puedes sentir cómo mi cuerpo vibra al contacto con tu piel? ¿Puedes sentir cómo el aire me atraviesa al sentirte cerca? Acaríciame de polo a polo y ahora dime lo que piensas; cierra tus ojos para que puedas ver un poco más. No tengas miedo de confesarme tus secretos, es media noche... Ahora sólo estamos tu y yo. Solos los dos en la intimidad de tu alcoba, bajo la tenue luz de la lámpara de escritorio, esa, la que siempre dejas encendida para que pueda ver tu rostro. Tócame, siénteme y tómame. Haz conmigo lo de cada noche, graba en cada una de mis partes un poco de tu ser ¿A qué te sabe el café después de nuestros desvelos? ¿A qué te saben los sueños después de cada uno de nuestros encuentros? Y ahora míranos, piel con piel, cuerpo a cuerpo; tú tantuándome tus pesadillas y yo deslizándome entre tus dedos. Desnúdate ahora que he esper...