Irrespeta un libro
Así. Tal, cual, lo lees. Comienza por comprarlo a un bajo precio, aún con la magnificencia de su obra, o irrespeta alguna obra maestra pagando más por un vulgar y corriente best-seller. Abre, huele, tíralo en algún sitio. Que, antes que nada, cumpla la función de tu capricho. Arrincónalo unos días, unos meses, unos años, si al cabo de cinco no lo lees, tíralo. Nuevo. Intacto. O léelo y sigue la lección. Míralo. Asquéate del prefacio aburrido y los agradecimientos burdos del autor hipócrita. Dale una, dos, tres vueltas. Husmea la última página y arruínate el final. Léelo de dos en dos. De tres en tres. Páginas y/o semanas ¿Qué más da? Subraya. Tacha. Borra. Llénalo de esa incómoda tinta fluorescente y traspasa las hojas con plumón. Acentúalo, ponle comas, quita puntos... agrega puntos suspensivos y signos de expresión. Une con flechas dos líneas distintas: de diferentes páginas. Encierra y luego borra con goma. Rómpele las hojas de maner...